Lección 6: Aprender a convivir con la crítica

La crítica puede hundir o fortalecer a un escritor. Descubre cómo enfrentarte a ella sin perder confianza en tu voz ni renunciar a tu camino literario.

9/15/20253 min read

Ningún escritor escapa a la crítica. Tarde o temprano, alguien opinará sobre tu obra. A veces será un comentario amable que te anime a seguir, pero otras veces será un juicio duro, injusto o incluso injustificadamente cruel. Y ahí aparece una de las pruebas más difíciles para cualquiera que escribe: aprender a convivir con la mirada ajena.

Volvemos a nuestro ejemplo de referencia. Laura acaba de terminar su primera novela y la comparte con ilusión en un pequeño círculo de lectores. Algunos le dicen que les ha encantado, que no podían soltarla. Pero uno de ellos, con cara de haber chupado un limón, le comenta: “No me convence. La trama es floja. No me atrapó.” Esa frase, tan breve, tan escueta, pesa más en la balanza de la seguridad que todos los demás elogios juntos. Laura pasa noches enteras dándole vueltas, preguntándose si ha fracasado, incluso si debe abandonar su carrera como escritora (te parecerá exagerado, pero ocurre). Esta es la trampa que debemos evitar. Hay que ver la crítica como una perspectiva entre muchas y darle el peso que se merece.

Lo cierto es que la crítica nunca habla solo de tu libro; también habla del lector que la emite. Sus gustos, sus expectativas y sus prejuicios. No todos van a entender tu arte, ni todos tienen por qué hacerlo. Pretender agradar a todos es el camino hacia la frustración, te lo aseguro 100%. La clave está en distinguir entre la crítica que construye y la que solo destruye. Una te ofrece pistas para mejorar y la otra no merece ni siquiera estar en la balanza.

Lo más difícil de aceptar es que incluso las críticas más duras no son piedras que añadir a la mochila de la inseguridad, sino parte del proceso. Todo escritor, desde los más grandes hasta los más noveles, ha sido cuestionado. Kafka murió convencido de que su obra no valía nada. Stephen King tiró a la basura el manuscrito de Carrie porque pensaba que era un fracaso, hasta que su esposa lo rescató (¡Gracias, Tabitha!). La diferencia entre ellos y quienes abandonan es que, pese a las dudas y los juicios ajenos, siguieron escribiendo.

La crítica duele porque nos expone. Nos obliga a sostener y defender lo que hemos creado, a vivir a la altura no solo de nuestros sueños, sino también de las expectativas de los demás. Pero en ese "sufrimiento" también hay aprendizaje. Si sabes escucharlo sin dejar que te destruya, se convierte en un espejo útil. Y si decides ignorarlo porque no aporta nada, también es un acto de fuerza.

Mi primera novela fue un desastre y muchos la criticaron, ¡incluso mis padres! Pero la diferencia era que ellos, además de hablar con franqueza, siempre recalcaban lo orgullosos que estaban del camino que estaba emprendiendo y que, por muy mal que fuera, iban a estar allí apoyándome como si estuviera presentando la panacea. En ese momento me afectaban mucho los comentarios negativos, aunque me hicieron más fuerte y esa etapa me permitió discernir entre lo que era positivo, negativo(constructivo) y destructivo. Estas últimas son las que más duelen y las que hay que identificar de inmediato para arrojar a la basura y alejarlas lo máximo posible.

Cada vez que recibas una crítica, pregúntate: ¿esto me ayuda a crecer, o solo me hiere? Si es lo primero, agradece y aprende. Si es lo segundo, deséchalo. No todas las opiniones tienen que quedarse contigo. Y recuerda siempre lo esencial: tu valor como escritor no depende de un juicio ajeno, sino de tu capacidad de seguir escribiendo.

✍️ Ejercicio práctico: una respuesta a tiempo

Hoy te propongo un ejercicio muy breve. Piensa en una crítica que te haya dolido (real, imaginaria, sobre tu arte o tu aspecto) y escríbela en una hoja. Luego, en la misma hoja, escribe tres respuestas posibles:

  1. Una respuesta desde la rabia.

  2. Una respuesta desde la inseguridad.

  3. Una respuesta desde la confianza.

Lee las tres. Observa cómo cambia tu actitud según el punto de vista. Quédate con la tercera. Esa es la que tienes que cultivar cada vez que la crítica aparezca. Además, este ejercicio tiene una doble función, pues te permite ponerte en la piel de un personaje que posea esa característica. Aunque de creación de personajes ya hablaremos en futuras lecciones. De momento, preocúpate por defender siempre tu bandera.